martes, 21 de abril de 2009

::al contrario que el placer, el dolor no lleva máscaras::

20 de abril de 2009, CDMC, Auditorio 400

Mauro Bortolotti, Foglie; Daniel Amadeo Zimbaldo, Cartas desde el Real Hospital de Lunáticos; Luca Lombardi, Come d´autunno; Jesús Rueda, L´infinito (2nd version); Roberto Gerhard, Libra. Logos Ensemble; Tonino Battista (director); Catharina Kroeger (soprano); Electroacústica LIEM.

Encabezamos nuestra crítica con una de las más dolientes citas del De profundis de Oscar Wilde; la razón es evidente: el concierto al que hemos asistido hoy ha supuesto, para nosotros, una visita realmente amarga a la sima de la existencia humana. Los senderos surcados por cinco compositores de estilos y lenguajes variados han sido el dolor, el recuerdo roto, lo trivial de nuestra duración, con un mar Mediterráneo de fondo y una sombra de esperanza al final del camino (la soberbia Libra de Roberto Gerhard). La metafísica del luto es la metafísica del ser, y así lo adivinan y traducen en música autores italianos e hispanos en obras que han abarcado un amplio marco cronológico, desde el ya lejano 1968 de la pieza de Gerhard, hasta el 2008 del título de Jesús Rueda.


Las hojas (Foglie) que el recordado Mauro Bortolotti encontró caídas en su patio interior, se dibujan en los trazos entrecortados y de sensualidad asmática de una flauta travesera sutil y elocuente. Su obra fascinó en recursos sonoros insólitos como el rasgueado de las cuerdas del piano. Su compatriota Luca Lombardi, por su parte, lloró la muerte de un amigo en 2000, recogiendo estas mismas hojas de la existencia vana en el aforístico Como en otoño, la obra que más convenció al auditorio en su sobrecogedor juego de texturas grises y una muy elegante serialización del material sonoro. Cruzando el mar Mediterráneo llegamos a las Cartas desde el Real Hospital de Lunáticos de Amadeo Zimbaldo, plagadas de referencias extramusicales, y muy sugerente en la utilización de la electroacústica. La soprano Catharina Kroeger se defendió ante una obra comprometida en la modulación de la voz por todos los registros sonoros habidos y por haber (Sprechgesang incluido). La obra sorprendió en sus amplias dimensiones y una desbordante variedad de lenguajes, sin embargo, para su mejor comprensión, hubiera sido muy de agradecer que se hubiesen facilitado los textos cantados de Cela en las notas al programa. Al lado de esta obra central pasó más desapercibida L´infinito de Rueda, pieza de capricho, casi minimalista, y no por ello menos honda y oscura. Sus asperezas tímbricas iniciales se van templando según avanza el tiempo y termina con un solo de clarinete rendidamente humano y luminoso. Libra de Gerhard, tan ecléctica en su lenguaje como intachable en la factura, es un viaje –casi obsceno– a la psiquis del alumno de Pedrell. Dodecafonismo y modalidad neoclásica confluyen en una cósmica sección final en la que los glissandi de los timbales nos hablan de esferas inalcanzables.


No debemos dejar de mencionar al auténtico triunfador de la noche, el Logos Ensemble dirigido por Tonino Battista. La distinción del toque de cada uno de sus solistas y el pulidísimo trabajo de conjunto les sitúa hoy en día como uno de los ensambles de mayor prestigio del panorama musical contemporáneo. Inmejorable fue la actuación de Eugenio Becherucci en la parte de guitarra de Libra, la inestimable flauta de Gianfranco Cellacchi en Foglie o el violín afilado y cortante de Stefania Cimino en L´infinito. El Auditorio 400 (con un generoso 85% de ocupación y con Luis de Pablo, maestro de Zimbaldo y Rueda, entre sus concurrentes), aplaudió a rabiar cinco obras profundas del “ser o no ser”, tocadas con agudeza y brillante pulcritud. Recibamos con una sonrisa el rayo de sol que Gerhard nos lanza desde su constelación, y dejemos por un momento la pátina del dolor en la hoja ya irremediablemente caída.

lunes, 30 de marzo de 2009

::adiós a la balalaika de maurice jarre::

Hoy toca decir adiós a uno de los grandes de verdad. Maurice Jarre ha muerto en Los Ángeles a los 84 años. Con él se va la música de toda una época, el arte de la mejor banda sonora clásica, aquella que se quedaba soñando en los oídos de todos los espectadores y que tenía la capacidad de hacernos evocar mil imágenes y emociones sólo con escuchar unas notas...

Algunas de sus más afamadas bandas sonoras -¡compuso más de 140!- son Sundays and Cybele (1962), Lawrence de Arabia (1962), Doctor Zhivago (1965), ¿Arde París? (1966), La caída de los dioses (1968), Gorilas en la niebla (1988) o Ghost (1990). Hoy creo que os dejo con su melodía más conocida y emocionante -obviando el vals de Doctor Zhivago, conocido por ser el tema principal del anuncio de la Lotería de Navidad-, se trata del tema de Lara, que hoy suena más triste que nunca.


miércoles, 25 de marzo de 2009

::henri pousseur, hasta siempre::

El pasado 6 de marzo nos dejó para siempre Henri Pousseur (1929-2009), una de las figuras más destacadas de la Escuela de Darmstadt y sin duda alguna uno de esos nombres fundamentales que no podemos pasar por alto al hablar de la composición de música electroacústica. Ante esta triste noticia, el Ciclo Electrónica del Auditorio Nacional no ha podido menos que dedicar a la memoria de este autor el concierto sobre música electrónica belga que había diseñado para el 24 de marzo. De Malmedy a Lieja… y de Lieja a Bruselas, Pousseur ha abierto y cerrado el programa con obras que enmarcan, precisamente, el comienzo y el final de su trayectoria: L´air et l´eau de la hoy clásica Trois visages de Liège de 1961, y sus recientes Chamanes sahéliens de la etno-electroacústica Six Paysajes Planétaires de 2000. La música de Pousseur, una vez más, ha vuelto a sonar con humanidad e innegable audacia en los murmullos impresionistas del viento de Lieja o los desconcertantes sonidos callejeros entremezclados con los de la Burkina Faso chamánica.

En este improvisado -y desangelado, por lo escaso del público- “último adiós”, Pousseur se ha podido reencontrar con buenos amigos, como su colega Leo Kupper y su turbador y expresivo díptico Paroles sur lèvres - Paroles sur langue rico en referencias al canto ortodoxo, el gamelán javanés y las sonoridades MIDI. Karel Goeyvaerts, otro clásico en la materia que trabajó en Colonia junto a Pousseur, se ha visto representado por sus Komposition 5 y 7 de 1953, casi inocentes en su trabajo manual para la mezcla de tonos sinusoides puros y atrevidos glisandos que configuran un originalísimo contrapunto fluctuante entre líneas diagonales. La autora Annette Vande Gorne, por su parte, ha insistido más en la exploración estereofónica del espacio en relación al movimiento -con un resultado francamente brillante- en su reciente Figures d´espace (2004), mientras que su alumno Todor Todoroff ha propuesto en sus retorcidos Dédales de 2005 un universo sonoro rítmico ante todo -no en vano se trata de una obra concebida para la danza- y de resonancias grisáceas, casi hostiles.

El concierto fue presentado en bandeja de plata (aunque ni mucho menos podamos hablar de una conferencia como se anunciaba) por el también compositor Ramón González-Arroyo. Éste pronunció unas acertadas palabras en torno a la acusmática que podemos tener muy en cuenta a la hora de valorar la música electroacústica como una “filosofía a través de la difusión del sonido en el espacio”. Se trata de la amplificación de sensaciones, de imágenes que se colorean en el sonido y que requieren que el espectador cierre sus ojos para redondear el proceso comunicativo. Henri Pousseur, y por supuesto sus compañeros belgas, han creado figuras sonoras que se sostendrán mientras exista sensibilidad e interés por la seducción. Hay muchos paisajes y ambientes sonoros por descubrir, recordemos y agradezcamos a alguien como Pousseur que abriese tantas ventanas a la libre fantasía.

Os dejo hoy un fragmento alucinante (¡y alucinado!) de su particular ópera Votre Faust...



martes, 24 de marzo de 2009

::cien años sin ruperto chapí::


Mañana 25 de marzo se cumplirán cien años desde que nos dejase Ruperto Chapí, el genial compositor que regaló a todos los ciudadanos del mundo músicas tan bellas e inspiradas como La tempestad y La revoltosa, su fantasía morisca La corte de Granada, o sus personalísimos y muy acabados cuartetos de cuerda. Poco se puede añadir a nada que ya se haya escrito sobre él. Chapí fue un autor cuyo primer apellido y baluarte fue siempre la mejor música española y con eso ya se ha dicho mucho. Es ahora momento de recordarle y pensar que gracias a personalidades como la suya (en muchos sentidos oasis en un desierto) pudo ser posible la evolución exponencial de un género como es el de nuestra ópera cómica que en él se hizo más grande si cabe después de los triunfos de los Barbieri, Arrieta y Gaztambide. De Música clásica a Margarita la tornera, de La chavala a La bruja, brindemos por Chapí y volvamos a decir "¡bravo!" al maestro.

Os invito a que disfrutéis de una obra poco conocida de él, su Romanza en la bemol mayor para flauta y piano, una sencilla piececita que Chapí compusiera durante su estancia parisina de beca. Buenas noches...



viernes, 6 de marzo de 2009

::los diamantes de la corona francesa::

"Nació para agradar y agradó" (Malherbe, Auber, 1911)... y así es, Daniel-François-Auber es uno de esos nombres que en su día lograron "agradar" a todo un continente y que sin embargo hoy muy pocos recuerdan. Su importancia para el devenir de la música española es vital en especial para nuestra generación de zarzuelistas de la etapa isabelina (Arrieta, Gaztambide, Barbieri...). Renovador de la opéra-comique, sentó un modelo a seguir en cuanto a conjugación de la escuela lírica tradicional francesa y el aire rossiniano melódico y rítmico al que nadie podía hacer oídos sordos. Sus exitazos fueron mucho: Fra Diavolo, Le domino noir, La mutte de Portici (de nuevo una obra visionaria), Manon Lescaut, Gustave III ou Le bal masqué (obra fusilada para Un ballo in maschera de Verdi)...

Hoy os dejo uno de mis fragmentos predilectos de su ópera cómica Les diamants de la couronne: el coro y balada del primer acto (Nº3-a). Se estrenó en 1841 en París y se basa en un libreto de Scribe. Por supuesto que contó con su fusilamiento zarzuelístico más de diez años después, en este caso arreglado por Camprodón para Barbieri -una de sus más acabadas partituras, por cierto, y que el año que viene disfrutaremos posiblemente en el teatro de la Zarzuela-.

Más sobre Auber aquí.



jueves, 26 de febrero de 2009

::josé padilla, músico pop::

Si hay un compositor en España que responde al modelo del músico popular moderno, cuya obra adquiere matices de difusión masiva incluso más allá de nuestras fronteras, ese es el maestro José Padilla. Su antecedente directo es Federico Chueca, cuya revista de actualidades La Gran Vía logró trascender la órbita madrileña y llegar a los pianos y teatros de medio mundo, de Chile a Turquía, pasando por toda Italia y el Olympia de París en 1896.

Pero regresemos a Padilla. Porque es el músico español que quizá haya hecho más feliz a millones de personas en todo el planeta con sus tonadas, ya publicadas de manera independiente o tejidas en disparatadas tramas de revistas, he decidido no soltar un rollazo y dejarle cantar. Cuelgo distintos vídeos de algunos -¡sólo algunos!- de sus más sonoros éxitos. He intentado localizar versiones más o menos originales o que al menos sean fieles al espíritu de esa música.

No quiero evitar la ocasión de reivindicar la figura de La Mis, es decir, Mistiguett, su musa parisina, la gran vedette del Moulin Rouge para la que adaptó la canción Valencia que en su origen era un coro de pescadores ("Te quiero") de su zarzuela La bien amada. Para ella adaptó también la "java del Barrio Chino" de la revista barcelonesa Charivari que terminó siendo la celebérrima java doudounne cantanda a dúo por La Mis y Jean Gabin. Otros de los vídeos elegidos han sido su delicado cuplé La violetera para su musa española Raquel Méller, la romanza "Princesita" de la opereta La corte del amor (modelo del característico melodismo de Padilla y conocida en inglés como "Little Princess"), el pasodoble 3/4 El relicario y el fado de su tardía revista Ana María que, aunque estrenado por Queta Claver, aquí es interpretado por la última gran vedette, Esperanza Roy.



Versión original, en francés, de Valencia



El hoy recordado two-step de la revue Ça c´est Paris
(¿no recuerda sospechosamente a la canción anterior?)




La apache Java doudounne cantada a dúo



Grabación de El relicario por Raquel Méller



La inolvidable vendedora de violetas de la Méller



Rotundo Kraus en la encantadora Princesita



El fado de la revista Ana María interpretado por la divina Esperanza Roy


Si Schenker se hubiera aplicado a analizar estas músicas seguramente hubiese desistido... seamos sinceros, no tiene "nada", pero lo tiene "todo". Sus armonizaciones son groseramente sencillas, sus estructuras no van más allá del modelo de canción... pero ¿por qué aún nos gustan tanto? Seguramente porque están escritas con el alma de un músico popular y con la elegancia de un compositor de escuela. El almeriense más parisino al que atrildesastre no podía dejar de homenajear.

miércoles, 25 de febrero de 2009

::¿adiós para siempre, faust-bal?::

Como cada dos años el tesoro público desciende unos miles de euros y estrenamos en el Teatro Real de Madrid una ópera española que dura una semana y media en cartel y que rarísima vez vuelve a sonar en ningún otro teatro o sala de grabación. Hacemos nuestra la pregunta que formulaba Jorge Fernández Guerra el año pasado en una de las mesas redondas de los Cursos de Verano de la UCM: “¿es este el camino?”... Lo cierto es que no lo creemos. En un teatro que funciona por temporada tradicional y en el que el sistema de abonos es tan notable seguimos apreciando en estos títulos contemporáneos una sala escasa en público que además ya no puede ni desertar en los intermedios que no existen. El montaje de estos títulos, por contra, suelen ser cuanto menos vistoso -espléndido en el caso del ideado por Joan Font de Els Comediants para Faust-bal- y ayuda a mantener la atención de un auditorio que, en términos generales, no entiende bien lo que se les quiere comunicar. Si de verdad se trata de creación contemporánea, de hacer ópera para un público del siglo XXI, no pensamos que un Teatro Real con forma de ataúd sea el lugar o el público adecuado.

Pero hablemos de Faust-bal, una ópera que ha agradado e incluso convencido a escépticos de la música contemporánea a merced de un evidente lirismo plagado de gestos propios del estilo (¿los estilos?) Balada y en la que tienen cabida desde felicísimos ballets a tiempo de vals a recreaciones acongojantes de lamentos madrigalistas. Muchos hemos recordado el convincente The Town of Greed de la Zarzuela de 2007, que ya discurría por este camino feliz de eclecticismo musical posmoderno, tan vistoso como impreciso. Aunque el propio músico insiste en uno de los artículos del libreto-programa de que Faust-bal tiene una música que sigue de cerca al drama expuesto por Arrabal no creemos que se haya pensado en ningún momento en un concepto del drama musical en el que ambas unidades se imbriquen en un todo. Al contrario: la música de Balada nos parece que se limita a remarcar emociones muy externas del libreto y fluye a un ritmo muy distinto al de la parte literaria. Arrabal ha vuelto a hacer de las suyas con una recreación alucinada y en clave feminista del manido mito de Fausto que, eso sí, hace aguas en un final de pretensiones megalómanas y teosóficas que no se toman muy en serio al terminar la función.

La ya citada regia de Font sobre “la poética de la crueldad” ha resultado ideal para dar color y volumen a una obra a la que no le negamos frescura y que estuvo brillantemente dirigida desde el foso por un implicadísimo López Cobos. Cuerpos estables de la casa (coros y orquesta) resultaron más que correctos en la ejecución junto a un cuerpo de baile ciertamente expresivo y que disfrutaba de cada paso sobre el escenario. Entre los solistas vocales cabría citar en primer lugar, por su espléndida intervención, a una Cecilia Díaz que rayó a gran altura en los momentos más cantabiles de Amazona. María Rodríguez disfrutó de su papel protagónico y la encontramos sorprendentemente precisa y aplicada en su poliédrico rol en lo vocal. El Dios de Stefano Palatchi, grave y cumplidor junto al elocuente Mefistófeles de Lauri Vasar hicieron sombra al protagonista masculino de la obra más femenina, el estridente Margarito de Eduardo Santamaría.

Y ahora, ¿qué se supone que hacemos con Faust-bal…?


Antes de que Fausto se conviertiese en Faustina, esto es, en Faust-bal

martes, 24 de febrero de 2009

::tres chapís en el olvido este viernes en conde duque::

Este próximo viernes día 27 se tocarán en el auditorio del centro cultural Conde Duque tres zarzuelas olvidadas del maestro Ruperto Chapí (1851-1909) y dentro del programa que coordina la conmemoración de su centenario. El equipo encargado de ofrecernos estas nuevas joyitas del villenense será el habituay siempre eficientesde Ópera Cómica de Madrid. La función es a las 19:30, pero las entradas se reparten desde una hora antes y son gratuitas, no hay excusas para no asistir. Recomiendo acudir a eso de las 18:00 porque las colas suelen ser pistonudas.

Las obras a re-descubrir (aunque se trate, como digo, de versiones concertadas con piano) son:

1) Nocturno, zarzuela en un acto, libro de J. Estremera, estrenada en el Teatro Maravillas el 27 de junio de 1890.
2) La calandria, zarzuela en un acto, libro de Ramos Carrión y Vital Aza, estrenada en el Teatro Alhambra el 24 de diciembre de 1880.
3) Guardia de honor, zarzuela en un acto, libro de Eugenio Sellés, estrenada en el Teatro de la Zarzuela el 17 de febrero de 1905.

Leyendo la monografía de Luis G. Iberni sobre el autor de La revoltosa nos comenta que Nocturno se basa en el libreto de L´opera aux fenétres de Halévy, una zarzuela bufa de cuatro numeritos de los que destaca uno que emula musicalmente los viajes en galera, en diligencia y en ferrocarril (que se prepare Honneger). Guardia de honor, por su parte, es ejemplo de ese género chico que con el cambio de siglo se plantea nuevas maneras de hacer para reinventarse a si mismo. El libro de Sellés nos propone un ambiente dieciochesco que Chapí ilustra sonoramente con una música evocadora de la época de Fernando VI y tejida de filigranas. Para acabar, La calandria es una obra muy temprana en Chapí, del año de Música clásica, y en la que se presenta con gracia innegable y ganas de hacerlo pasar bien en el entonces llamado teatro de las Folies Arderius, una última muestra de lo que dio de sí el género bufo inaugurado en Madrid catorce años antes.

¡Nos vemos en Conde Duque!

::¡de los dos, uno! le tocó a él::

Joaquín Dicenta interpreta a su Juan José junto a la Badillo como Rosa
Teatro Real de Madrid, diciembre de 1910

Más sobre esta representación única del inmortal drama social aquí.


lunes, 23 de febrero de 2009

::y por fin... juan josé::

Llegó, pisó fuerte, nos arrancó el corazón para apretarlo y dejarnos sin aliento con un tornado de la mejor música teatral y un ciclón de lirismo retrechero. Dicenta es Dicenta y Sorozábal es Sorozábal, cada cual a lo suyo aunque juntos en pos de la poética del andamio y de las pasiones extremas. Si la obra teatral original hoy resultaría casi inaceptable sobre las tablas (al fin y al cabo la justificación del crimen del “la maté porque la quería”) la ópera de maestro euskaldún clama a gritos por una puesta en escena. No hubo un Pierrot Lunaire sin La espera y no ha habido un Juan José sin Adiós a la bohemia. ¿Culmen de una carrera? No es eso. La carrera de Sorozábal fue el camino de un genio florecido de obras maestras cada una en su género y en su estilo (Katiuska, La tabernera, La eterna canción…). Juan José es, en definitiva, ejemplo de lo que pudo haber llegado a ser el drama lírico popular español si nuestra desastrosa historia contemporánea lo hubiera permitido. A mí que no me hablen de cánones y en empeños yermos por buscar "la mejor obra de". Superada la barrera de los años esta ópera se sitúa en el puesto que se merece por sus propios méritos, justos e indiscutibles.

¿Cómo es la música de Juan José? Quizá con una única escucha no sea suficiente, pero algunas pistas ya podemos adivinar. Ante todo el declamado, cuidadísimo, una prosa de filigrana en la acentuación de las palabras que favorecía un diálogo continuo, fluido y moderno. Es el rasgo estilístico que más mira hacia el Sorozábal de los años 30, el de Adiós a la bohemia o La tabernera del puerto. Junto a él una disonancia que ya se estructura y sistematiza, que agita al sentido del oído acompañada en ocasiones de la danza popular madrileña (el chotis, la mazurca, la habanera) que se abstrae y esencializa en el discurso de manera muy sugerente, a veces irónico (¿influencia de Stravinsky?) y a veces con la nostalgia del Madrid barojiano de Las noches del Buen Retiro. Brillantísimos resultan en este sentido el dúo-chotis entre Rosa y Paco en el acto I, el racconto-mazurca de Andrés en el acto II o el dúo-habanera entre Juan José y Cano en el tercero. En el reto entre los protagonistas (final del actoI) un amenazante pasodoble en la cuerda grave atemoriza al más plantao, mientras que la flamenca malagueña y la petenera dan sentido y aroma a las escenas de la taberna.

La magia del teatro lírico permite que dos personajes como el Paco y la Isidra sean entendidos de manera muy distinta respecto al original de Dicenta. Sorozábal ha pintado a un Paco chulo pero sentido, de bronce y con alma, no ese mezquino explotador que plantea el dramaturgo maño. La Isidra, por su parte, resulta rotunda en su ritmo de malagueña y cadencia frigia que nos habla de centurias de mala intención y brujería. Pero no todo es aguafuerte y tonos sepias, en el Madrid finisecular angustiado en sus miseria de Juan José, también hay momento para el lirismo y para el canto ancho. En este sentido no podemos dejar de citar los dúos, el ya citado de Rosa y Paco y el gélido y dolido del segundo acto entre los protagonistas. Rosa tiene su momento de expansión cantable en su diálogo con Toñuela e Isidra al comienzo del acto de la guardilla y sería pecado si no citásemos el inolvidable momento de la lectura de la carta y el monólogo consecuente de Juan José.

Y es que el tercer acto es una auténtica gozada, no exagero la nota. La escena de la cárcel Modelo y la del crimen han dejado petrificado a un auditorio que no ha resistido bien la embestida gris del segundo acto, he observado deserciones… ¡ellos se lo han perdido! En cualquier caso el asunto no queda aquí: Juan José debe ser montado. Entre el respetable no he visto ni a A. Moral del Real ni a L. Olmos de la Zarzuela… Esa sí que es una mala noticia. Mucha juventud sí que estábamos presentes, lo que se merece una obra como ésta, y lo más emocionante... el aplauso a la partitura del maestro. Ha sido la clave, el momento de justa memoria que se merecía en su Madrid aquel que cantase en tantas ocasiones y de nuevo en Juan José. Es el momento de decirle por mi parte: “¡Gracias, maestro!”.

P.d.: sobre la interpretación artística no quiero dejar de valorar la parte de Ana María Sánchez que, sencillamente, ha dejado muy pequeños a sus compañeros. Manuel Lanza ha echado la carne en el asador en el último acto conmoviéndonos, mientras que la Orquesta Sinfónica de Musikene las ha “dado todas” con precisión y arrojo. Felicidades a ellos.



Caricatura de J. Dicenta por Cilla en Madrid Cómico
(9-XI-1895)



domingo, 22 de febrero de 2009

::estreno mundial del juan josé de sorozábal::

Sí, es cierto que se estrenó el sábado en San Sebastián, pero mañana será el gran día en Madrid. Cuarenta años después se va a estrenar por fin Juan José en Madrid, la ciudad que Sorozábal conoció y amó como ninguno de su generación en La del Manojo de Rosas, Adiós a la bohemia, La eterna canción, etc. Obras humanas y llenas de verdad. Obras con la mejor música teatral que nunca se pudo esperar de un músico de su género.

Ya veremos qué tal Juan José, no tengo ningún miedo en estar ya casi seguro de que me conmoverá. Lo primero porque amo la música, lo segundo porque soy joven -y hay que ser joven de espíritu para disfrutar y amar- y lo tercero porque tengo fé en Sorozábal, el músico humano, porque leyendo sus memorias uno se da cuenta de que dice verdades como puños, como son las cosas.

Si Juan José no la hemos escuchado todavía no es en absoluto porque sea una obra mala, mediana o pasable, sino porque vivimos en un país donde durante cuarenta años se demolió el edificio de la lírica española prostituyendo la zarzuela y no dejando lugar alguno a la creación de autor, la creación libre de un hombre como Sorozábal, que dijo claro y sin miedo que Jacinto Guerrero -por mucho que me gusta La fama del tartanero- era un analfabeto musical (¡y fue nombrado presidente de la S.A.E.!) y de que F. Moreno Torroba era un solemne canalla que maquinó el fiasco de estreno de La tabernera del puerto en Madrid y que pudo estar detrás de todas las confabulaciones contra Sorozábal en la posguerra y depuración de Autores. Así somos en España.

En la Transición -y quizá hoy- seguimos teniendo en nuestro Congreso a muchos perros de aquella aunque con distintos collares: la música es un "cerdo" a la izquierda, un bonito ornamento, y el arte lírico es un último mono -no, no es la zarzuela de Oudrid- que sólo sirve para pavonearse en el Teatro Real o del Liceu, o para creerse aún de solera y bronce al acudir a la Zarzuela. En países como Hungría, Polonia o Alemania deberíamos mirarnos para avergonzarnos viendo cómo una nación musical como la nuestra, con un patrimonio musical como el hispano, lo cuida tán poco y lo llega a tirar por tierra en ocasiones. En el Real nos gastamos todos los españoles una millonada para estrenar Faust-bal de L. Balada (y ojo, que me ha gustado), mientras que Juan José se va a estrenar en concierto, en el Auditorio Nacional, y por una orquesta de estudiantes, con el respeto del que lo es.

En fin. Con muchos años de retraso llega este Juan José... la verdad es que ya poco o nada me importa si es la obra cumbre o no de su autor, siempre fui enemigo de los cánones y me río de quienes los imponen o que se ponen a pensar en todo estreno "esto me recuerda a fulano o mengano". Me importa este estreno por lo que significa y porque será un día que sé que recordaré toda mi vida. Estamos todos invitados -¡obligados!- a ello.

Más información aquí.

sábado, 21 de febrero de 2009

::¿y mañana?::



And tomorrow the sun will shine again,
and on the path that I shall take
it will unite us,lucky ones,again
amid this same sun-breathing earth.

And to the beach,broad and blue-waved,
we shall climb down quiet and slow,
Speechless we shall gaze each in the other's eyes.
And the speechless silence of happiness will fall upon us...

miércoles, 18 de febrero de 2009

::de paseo por viena::



Viena bailó encima de un volcán durante un siglo XIX en 3 por 4 en el que todos los sueños podían encerrarse en un gesto furtivo en el salón de baile. Una mirada con música de Johann Strauss II que vale oro y plata. Ostentosidad y ligereza de un imperio a punto de estallar.

Neu Wien (1870) es símbolo de las ilusiones temporales de un mundo en decadencia, es el grito de alegría antes de la muerte, es su penúltima borrachera. Gocémosla, sintiendo quizás (¡ay!), como dijo Berlioz, que un vals de Strauss es una música mucho más triste de lo que aparenta.

martes, 17 de febrero de 2009

::diamantes para una reina - temporada de la zarzuela 2009-2010::

Se empieza a rumorear por foros de Internet cuál pudiera ser la relación de títulos que conformase la temporada lírica que viene para el Teatro de la Zarzuela de Madrid (2009-2010). Por ahora sólo hay por seguro que se representará la tantas veces vista Doña Francisquita de Amadeu Vives en este caso con dirección escénica del director de la casa, Luis Olmos. La noticia ers buena si consideramos que dicha producción se llevará también al Gran Teatre del Liceu también para la temporada que viene. Ya era hora de que en Barcelona el teatro de las Rambles se abriese a la zarzuela, una manifestación de teatro lírico que siempre tuvo su lugar en dicha sala como en otras al estilo del Tivoli, Coliseum, Eldorado, etc. Lamentamos en cualquier caso la poca audacia de la empresa, ¿era necesario volver a lo de siempre? En el Palau de la Música, por su primer centenario, se ha escuchado el pasado mes de noviembre ya una versión concertante de la Francisquita... qué poca imaginación y qué facilones son los programadores de Zarzuela y Liceu. Vives fue autor de otras obras grandes con impresionantes partituras como Maruxa o La villana... o mejor, ¿por qué no haber montado una sarsuela catalana de Valls o Morera? Los sueños, sueños son.

Dejando de lado la casi segura reposición de los sempiternos Sobrinos del Capitán Grant en Navidad, o la posible tambien reposición de La tabernera del puerto (qué morrazo tienes, Luis Olmos), parece que se recuperarán Los diamantes de la corona de Barbieri, obra exquisita donde las haya y una de las más representantes de la zarzuela que a mí me gusta llamar "isabelina" por desarrollarse durante los últimos quince años de reinado de Isabel II. Volverán las tramas imposibles de Scribe, de enredos amorosos salpicadas en este caso por huestes de bandidos. Volverán las delicadas melodías con un ojo en Donizetti y otro en Boieldieu de Barbieri... explotará el bolero español a dúo, momento célebre donde los haya de este título.

Después del exitazo de El juramento de Gaztambide -ya hace bastantes años- por fin regresa la mejor zarzuela a su casa madre. Regresa Barbieri y Los diamantes de la corona. El vídeo sin embargo que os dejo no es de este título. Se trata de una rommance preciosa de la opéra-comique de Auber titulada Le domino noir. He elegido este título porque precisamente Los diamantes de la corona de Barbieri están basados -fusilados se decía- en el libreto homónimo que escribiera Scribe para Auber... Le domino noir tuvo también su correspondiente versión hispana, El dominó azul, en este caso de Emilio Arrieta, una obra de éxito en su época que hoy no se monta casi nunca. Disfrutadlo y atentos al final, que suena un tema español muy popular que luego G. Giménez aprovecharía para su célebre intermedio de La boda de Luis Alonso.


lunes, 16 de febrero de 2009

::lo que pocos conocen de rigoletto::

Atrildesastre regresa con la mejor música del mundo, una canzonetta que en noches como la de hoy inundan de luna y elegía mi habitación.

Se trata de un aria que Verdi compuso para la presentación belga en 1851 de una de sus obras cumbres, Rigoletto. El momento en que hoy debería incluírse esta canción (me refiero a teatros que piensen en sorprender u ofrecer algo nuevo a su público) sería el tercer acto, para el personaje de Maddalena, en el momento en que ruega a su hermano, el vil Sparafucille, que no asesine al Duca di Mantova.

La línea verdiana en este caso no puede negar su deuda con la poética lírica de Bellini. El acompañamiento, por contra, nos avisa de que aquella armonía, salpicada de algún giro cromático, ya no es la de Norma. Os invito a que gocéis de un Verdi poco oído, os invito a que volváis a gozar de cinco minutos de deliciosa melopea y dejadez sonora que a mí, al menos, me embriaga.