miércoles, 25 de marzo de 2009

::henri pousseur, hasta siempre::

El pasado 6 de marzo nos dejó para siempre Henri Pousseur (1929-2009), una de las figuras más destacadas de la Escuela de Darmstadt y sin duda alguna uno de esos nombres fundamentales que no podemos pasar por alto al hablar de la composición de música electroacústica. Ante esta triste noticia, el Ciclo Electrónica del Auditorio Nacional no ha podido menos que dedicar a la memoria de este autor el concierto sobre música electrónica belga que había diseñado para el 24 de marzo. De Malmedy a Lieja… y de Lieja a Bruselas, Pousseur ha abierto y cerrado el programa con obras que enmarcan, precisamente, el comienzo y el final de su trayectoria: L´air et l´eau de la hoy clásica Trois visages de Liège de 1961, y sus recientes Chamanes sahéliens de la etno-electroacústica Six Paysajes Planétaires de 2000. La música de Pousseur, una vez más, ha vuelto a sonar con humanidad e innegable audacia en los murmullos impresionistas del viento de Lieja o los desconcertantes sonidos callejeros entremezclados con los de la Burkina Faso chamánica.

En este improvisado -y desangelado, por lo escaso del público- “último adiós”, Pousseur se ha podido reencontrar con buenos amigos, como su colega Leo Kupper y su turbador y expresivo díptico Paroles sur lèvres - Paroles sur langue rico en referencias al canto ortodoxo, el gamelán javanés y las sonoridades MIDI. Karel Goeyvaerts, otro clásico en la materia que trabajó en Colonia junto a Pousseur, se ha visto representado por sus Komposition 5 y 7 de 1953, casi inocentes en su trabajo manual para la mezcla de tonos sinusoides puros y atrevidos glisandos que configuran un originalísimo contrapunto fluctuante entre líneas diagonales. La autora Annette Vande Gorne, por su parte, ha insistido más en la exploración estereofónica del espacio en relación al movimiento -con un resultado francamente brillante- en su reciente Figures d´espace (2004), mientras que su alumno Todor Todoroff ha propuesto en sus retorcidos Dédales de 2005 un universo sonoro rítmico ante todo -no en vano se trata de una obra concebida para la danza- y de resonancias grisáceas, casi hostiles.

El concierto fue presentado en bandeja de plata (aunque ni mucho menos podamos hablar de una conferencia como se anunciaba) por el también compositor Ramón González-Arroyo. Éste pronunció unas acertadas palabras en torno a la acusmática que podemos tener muy en cuenta a la hora de valorar la música electroacústica como una “filosofía a través de la difusión del sonido en el espacio”. Se trata de la amplificación de sensaciones, de imágenes que se colorean en el sonido y que requieren que el espectador cierre sus ojos para redondear el proceso comunicativo. Henri Pousseur, y por supuesto sus compañeros belgas, han creado figuras sonoras que se sostendrán mientras exista sensibilidad e interés por la seducción. Hay muchos paisajes y ambientes sonoros por descubrir, recordemos y agradezcamos a alguien como Pousseur que abriese tantas ventanas a la libre fantasía.

Os dejo hoy un fragmento alucinante (¡y alucinado!) de su particular ópera Votre Faust...



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