martes, 2 de octubre de 2007

::vuelta a clase... la única solución... el champán::

Re-la-mi-do... re-la-mi-do... las lecciones de solfeo pueden acabar siendo tediosas... Mientras mi amigo Javi me ayuda a buscar solución estética para mi blog he regresado al antiguo formato para poder desahogarme de vez en cuando por estos lares.

Hoy empezarpn las clases en la universidad y creo que la musicología va a absorber mis tardes a pasos de gigante. Me quedo todos los días a comer en Ciudad Universitaria así que doy las gracias a los horarios antipedagógicos donde los haya del departamento. Horarios elaborados a la medida de los maestros, no de los alumnos. ¿Que se dan cinco horas seguidas con el mismo profesor de dos asignaturas espesísimas? ¡¡Qué más da, hombre!! Es que oye, es una eminencia.

No cuela.

Re-la-mi-do... re-la-mi-do... Yo sigo con mis niños y mis clases particulares de solfeo y piano... llueve y llueve, menudo día. Siguen cantando y aporreando el piano (¿por qué no elegirían los padres como instrumento la pianola y el organillo?). En fin, qué tiempos los del Conservatorio María Cristina, cuando enseñaban Arrieta, el ilustre compositor de Marina y Emilio Serrano. En mis tiempos (finales de los noventa... principios de siglo XXI) aprendíamos con métodos escritos en los años 20 de Conrado del Campo y cía... uhm... creo que el Conservatorio tampoco es ejemplo de pedagogía... ¡Agggg!

RE-LA-MI-DO
RE-LA-MI-DO...

Siempre nos quedará el champán... Ay, ¡qué noche la del viernes!... Von Otter haciéndose la borracha en la maravillosa Pericola de Offenbach. El aria-mazurka de la borrachera.


1 comentario:

Sr. Ombligo dijo...

Ánimo, Kike! Piensa que esto de la Universidad es transitorio, en cuanto consigas la matrícula, ya todo habrá pasado!

Un beso reparador y reconfortante, para el problema que lo necesites.