martes, 30 de octubre de 2007

::una de fantasmas::

Mañana se celebra la noche de Halloween, costumbre anglosajona de origen irlandes si no recuerdo mal que cada año se impone más en España por esta americanitis tan propia a todo el mundo occidental globalizado. Pero bueno, supongo que siempre ha sido así. Las costumbres se transforman en función de una sociedad que las hace y da sentido. No lo critico, aunque echo de menos una buena función del Tenorio en la corte llegada la fecha. Este año, por lo que he visto en la cartelera, sólo en Alcalá de Henares se montará, como cada año en dicha ciudad, la inmortal obra de Zorrilla. Una pieza teatral de relativo valor literario pero que, reconozcámoslo, tiene la fuerza, el vigor de lo decadente, de lo románticamente imposible.

El Tenorio de Zorrilla, drama fantástico-religioso, al final va al cielo, pero no así el que hoy os propongo... Hablo del Don Giovanni de Lorenzo da Ponte con música de W. G. Mozart. Sus autores lo denominaron "dramma giocoso", aunque normalmente los directores suelen afrontarlo más por lo dramático que por lo que tiene de scherzante o giocoso. La escena que os cuelgo no puede ser otra que la del convidado de piedra. La versión es la clásica del Festival de Salzburgo de 1954 con Fürtwangler en el foso. Reparto de lujo aunque lamento la dirección musical tan sumamente lenta y pesada. Aún así le da al cuadro un algo de patética solemnidad muy propio. Disfrutadla...

Después de tanto terror concedamos una nota de perdón a nuestro héroe (¿o es antihéroe?) sevillano con los últimos versos de Zorrilla:

¡Clemente Dios, gloria a Tí!
Mañana a los sevillano
aterrará el creer que a manos
de mis víctimas caí.
Mas es justo: quede aquí
el universo notorio
que, pues me abre el purgatorio
un punto de penitencia,
es el Dios de la clemencia
el Dios de Don Juan Tenorio.

(Cae Don Juan a los pies de Doña Inés, y mueren ambos. De sus bocas salen sus almas representadas en dos brillantes llamas, que se pierden en el espacio al son de la música. Cae el telón)


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola,

si no recuerdo mal de mis (viejos) tiempos en que estudiaba Etno, la fiesta del primero de Noviembre era una festividad principal en todo el mundo céltico (lo que equivale a decir en casi toda Europa): concretamente, equivalía a nuestro Año Nuevo, y se suponía que en el tránsito de un año a otro se abría una vía de comunicación o "puerta" con el más allá... De ahí que el catolicismo convirtiera esta fiesta "pagana" en fiesta de Todos los Santos (el día de difuntos realmente se celebra oficialmente el 2 de Noviembre), y que venga especialmete a propósito en estas fechas el rollo de los fantasmitas y de don Juan Tenorio (aunque para oir el "Don Giovanni" cualquier excusa es buena).

Pero vamos, que la fiesta de Halloween no es algo exclusivo de Irlanda ni del mundo anglosajón; eso sí, el toque hortera se lo debemos sin duda al Imperio y a lo papanatas que somos. Recuerdo que un profesor nos contaba que su madre era de un pueblo de Burgos y que allí los niños desde siempre habían jugado con calabazas en esa fecha (cosa lógica, porque estamos en época de calabazas, digo).

Dicen que Fürtwangler siempre quitaba la escena final de "Don Giovanni" tras la caída a los infiernos del protagonistas, según costumbre decimonónica...qué poco sentido del humor...Pero hay que reconocer que la versión es impactante, desde luego.

Saludos,

Mario.

(pensándolo bien, me quedo con el vídeo de la Piaf, que no está uno para llevarse estos berrinches sin más ni más, je).