lunes, 30 de marzo de 2009

::adiós a la balalaika de maurice jarre::

Hoy toca decir adiós a uno de los grandes de verdad. Maurice Jarre ha muerto en Los Ángeles a los 84 años. Con él se va la música de toda una época, el arte de la mejor banda sonora clásica, aquella que se quedaba soñando en los oídos de todos los espectadores y que tenía la capacidad de hacernos evocar mil imágenes y emociones sólo con escuchar unas notas...

Algunas de sus más afamadas bandas sonoras -¡compuso más de 140!- son Sundays and Cybele (1962), Lawrence de Arabia (1962), Doctor Zhivago (1965), ¿Arde París? (1966), La caída de los dioses (1968), Gorilas en la niebla (1988) o Ghost (1990). Hoy creo que os dejo con su melodía más conocida y emocionante -obviando el vals de Doctor Zhivago, conocido por ser el tema principal del anuncio de la Lotería de Navidad-, se trata del tema de Lara, que hoy suena más triste que nunca.


miércoles, 25 de marzo de 2009

::henri pousseur, hasta siempre::

El pasado 6 de marzo nos dejó para siempre Henri Pousseur (1929-2009), una de las figuras más destacadas de la Escuela de Darmstadt y sin duda alguna uno de esos nombres fundamentales que no podemos pasar por alto al hablar de la composición de música electroacústica. Ante esta triste noticia, el Ciclo Electrónica del Auditorio Nacional no ha podido menos que dedicar a la memoria de este autor el concierto sobre música electrónica belga que había diseñado para el 24 de marzo. De Malmedy a Lieja… y de Lieja a Bruselas, Pousseur ha abierto y cerrado el programa con obras que enmarcan, precisamente, el comienzo y el final de su trayectoria: L´air et l´eau de la hoy clásica Trois visages de Liège de 1961, y sus recientes Chamanes sahéliens de la etno-electroacústica Six Paysajes Planétaires de 2000. La música de Pousseur, una vez más, ha vuelto a sonar con humanidad e innegable audacia en los murmullos impresionistas del viento de Lieja o los desconcertantes sonidos callejeros entremezclados con los de la Burkina Faso chamánica.

En este improvisado -y desangelado, por lo escaso del público- “último adiós”, Pousseur se ha podido reencontrar con buenos amigos, como su colega Leo Kupper y su turbador y expresivo díptico Paroles sur lèvres - Paroles sur langue rico en referencias al canto ortodoxo, el gamelán javanés y las sonoridades MIDI. Karel Goeyvaerts, otro clásico en la materia que trabajó en Colonia junto a Pousseur, se ha visto representado por sus Komposition 5 y 7 de 1953, casi inocentes en su trabajo manual para la mezcla de tonos sinusoides puros y atrevidos glisandos que configuran un originalísimo contrapunto fluctuante entre líneas diagonales. La autora Annette Vande Gorne, por su parte, ha insistido más en la exploración estereofónica del espacio en relación al movimiento -con un resultado francamente brillante- en su reciente Figures d´espace (2004), mientras que su alumno Todor Todoroff ha propuesto en sus retorcidos Dédales de 2005 un universo sonoro rítmico ante todo -no en vano se trata de una obra concebida para la danza- y de resonancias grisáceas, casi hostiles.

El concierto fue presentado en bandeja de plata (aunque ni mucho menos podamos hablar de una conferencia como se anunciaba) por el también compositor Ramón González-Arroyo. Éste pronunció unas acertadas palabras en torno a la acusmática que podemos tener muy en cuenta a la hora de valorar la música electroacústica como una “filosofía a través de la difusión del sonido en el espacio”. Se trata de la amplificación de sensaciones, de imágenes que se colorean en el sonido y que requieren que el espectador cierre sus ojos para redondear el proceso comunicativo. Henri Pousseur, y por supuesto sus compañeros belgas, han creado figuras sonoras que se sostendrán mientras exista sensibilidad e interés por la seducción. Hay muchos paisajes y ambientes sonoros por descubrir, recordemos y agradezcamos a alguien como Pousseur que abriese tantas ventanas a la libre fantasía.

Os dejo hoy un fragmento alucinante (¡y alucinado!) de su particular ópera Votre Faust...



martes, 24 de marzo de 2009

::cien años sin ruperto chapí::


Mañana 25 de marzo se cumplirán cien años desde que nos dejase Ruperto Chapí, el genial compositor que regaló a todos los ciudadanos del mundo músicas tan bellas e inspiradas como La tempestad y La revoltosa, su fantasía morisca La corte de Granada, o sus personalísimos y muy acabados cuartetos de cuerda. Poco se puede añadir a nada que ya se haya escrito sobre él. Chapí fue un autor cuyo primer apellido y baluarte fue siempre la mejor música española y con eso ya se ha dicho mucho. Es ahora momento de recordarle y pensar que gracias a personalidades como la suya (en muchos sentidos oasis en un desierto) pudo ser posible la evolución exponencial de un género como es el de nuestra ópera cómica que en él se hizo más grande si cabe después de los triunfos de los Barbieri, Arrieta y Gaztambide. De Música clásica a Margarita la tornera, de La chavala a La bruja, brindemos por Chapí y volvamos a decir "¡bravo!" al maestro.

Os invito a que disfrutéis de una obra poco conocida de él, su Romanza en la bemol mayor para flauta y piano, una sencilla piececita que Chapí compusiera durante su estancia parisina de beca. Buenas noches...



viernes, 6 de marzo de 2009

::los diamantes de la corona francesa::

"Nació para agradar y agradó" (Malherbe, Auber, 1911)... y así es, Daniel-François-Auber es uno de esos nombres que en su día lograron "agradar" a todo un continente y que sin embargo hoy muy pocos recuerdan. Su importancia para el devenir de la música española es vital en especial para nuestra generación de zarzuelistas de la etapa isabelina (Arrieta, Gaztambide, Barbieri...). Renovador de la opéra-comique, sentó un modelo a seguir en cuanto a conjugación de la escuela lírica tradicional francesa y el aire rossiniano melódico y rítmico al que nadie podía hacer oídos sordos. Sus exitazos fueron mucho: Fra Diavolo, Le domino noir, La mutte de Portici (de nuevo una obra visionaria), Manon Lescaut, Gustave III ou Le bal masqué (obra fusilada para Un ballo in maschera de Verdi)...

Hoy os dejo uno de mis fragmentos predilectos de su ópera cómica Les diamants de la couronne: el coro y balada del primer acto (Nº3-a). Se estrenó en 1841 en París y se basa en un libreto de Scribe. Por supuesto que contó con su fusilamiento zarzuelístico más de diez años después, en este caso arreglado por Camprodón para Barbieri -una de sus más acabadas partituras, por cierto, y que el año que viene disfrutaremos posiblemente en el teatro de la Zarzuela-.

Más sobre Auber aquí.