martes, 4 de diciembre de 2007

::nos dejá luis iberni::

A todos nos ha pillado por sorpresa el fallecimiento del profesor Luis G. Iberni. Desde hace años comencé a admirar su trabajo con su estudio sobre Chapí, sus conferencias en la Zarzuela y sus textos en El Cultural. Este año por fin cumplía uno de mis sueños al ser alumnos suyo pero... la vida veces nos da estos mazazos y desde aquí deseo que su familia se encuentre lo mejor posible. La verdad es que en la facultad va a dejar un vacío difícil de recuperar. Qué gran persona y qué gran profesional.

Os copio un breve texto que he publicado en zarzuela.net in memoriam.

http://www.zarzuela.net/ref/feat/iberni-obit_spa.htm

Un hombre, un musicólogo, un maestro

Unas líneas sobre Luis Gracia Iberni

3 de Diciembre de 2007

Luis G. Iberni, 1964-2007


Puede que sus clases no fueran un derroche de metodicidad y cálculo preciso. Su aspecto desgarbado, su estar aquí pero a la vez en cien partes, sus ojillos que parecían estar escudriñando siempre cada sonido, cada carácter… ¡sus “gloriosos” ejemplos al piano…! Puede que fuera todas esas cosas… y muchas más.

En los últimos años estuvo conviviendo mano a mano con un tío suyo, un tal “tío Pablo”, como él nos contaba en todo momento. “Tío Pablo” por aquí, “tío Pablo” por allá... Ya fuera la clase de Historia de la Danza o la de Crítica y Gestión Musical, Pablo Sarasate tenía que volver a tocar el violín para nosotros. Y es que Iberni se traía entre manos la publicación del estudio definitivo sobre el insigne músico navarro cuando alguien, no sé bien quién, decidió que debía dejarnos sin su “estilazo” narrativo, sin su destreza y magisterio musicológicos.

Iberni el musicólogo, Iberni el maestro. Sus clases eran sensacionales por cuanto de anárquicas y fabulosas tenían. Escucharle era un placer, leerle un gustazo. Se preguntaba en algún momento: “¿Cuándo escucharemos La Cara de Dios?”… La pasión y extrema meticulosidad que imprimió a cada una de las frases de su imprescindible estudio sobre Ruperto Chapí nos abrieron los ojos ante un compositor que durante décadas había sido, simplemente, el autor de La revoltosa. Es por Luis G. Iberni por quien hoy, por ejemplo, podemos decir: El autor de Margarita la tornera.

Pronto, Luis, podrás ver La Cara de Dios, La cortijera o El puñao de rosas en tu Teatro de la Zarzuela. En menos de un mes La bruja, ¿nos suena de algo…? No nos sentiremos tan solos o afligidos cuando podamos escuchar a Don Ruperto o al tío Pablo, porque tú, Luis, al lado de tus alumnos, de tus colegas, incluso de aquellos que no te conocieron en persona, con tu sonrisa y sensibilidad, eras parte de esa música.


2 comentarios:

ninfa dijo...

Acabo de leer tus líneas sobre el profesor Iberni. También era alumna suya, pero de historia del arte. Solo le conocí un par de meses, pero desde su primera clase era inspirador. Recuerdo como tocaba el piano hasta que todos los alumnos llegabamos al aula y tomabamos asiento. Una vez en silencio, paraba y comenzaba con su clase. Me enseño a ver a los grandes compositores como magíficos manipuladores. Sobre todo a Haendel.
Se ha ido un gran hombre. Viva el sentimiento Hooliganesco

Anónimo dijo...

A Händel como hoolingan y a Puccini como el mayor manipulador de las emociones humanas, ¿verdad...? Si es que el tío era único. Un figura.