Mostrando entradas con la etiqueta lehar. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta lehar. Mostrar todas las entradas

martes, 18 de septiembre de 2007

::está escrito en las estrellas::

La opereta es lo que tiene. Magia, ilusión y a veces más de una lagrimita. Quiero hablaros hoy de Giuditta, una de mis obras preferidas de este género y que contiene algunos de los momentos más bellos y sobrecogedores de los que escribiera su eminente autor, Franz Lehár. El compositor de El país de las sonrisas o Eva puso la doble barra final a su carrera con esta opereta de 1934 en la que intentó, una vez más, acercarse a lo operístico pero sin olvidar que escribía para un gran público que ansiaba de él sus arrebatadoras melodías de opereta que a todos gustaban y a todos llegaban. Giuditta se estrenó en la Staatsoper de Viena, no en un teatro de opereta. No gustó mucho al principio; cuando la obra llegó a las salas opereteras fue un exitazo y se ha mantenido en cartel hasta hoy en día.

Para algunos estudiosos del asunto Giuditta es la obra maestra de Lehár. Yo no diré tal. Más "auténticas" y absolutamente redondas son El conde de Luxemburgo o La viuda alegre. Sin embargo, en Giuditta el maestro andó muy pero que muy acertado. El argumento es bastante triste, como venía siendo habitual en las operetas de a partir de los años 20, cada vez más melancólicas y decadentes. Sus autores soñaban con un mundo que desde la 1ª Guerra Mundial había desaparecido y al que nunca podrían regresar. Giuditta vive en algún lugar medio desierto, medio exótico, de la costa mediterránea africana. Allí conoce a un militar, Octavio, al que adora y con el que comienza una relación. Octavio es llamado a la tropa y debe abandonar a Giuditta; ésta le ruega que se haga desertor y que no la abandone como han hecho todos los hombres a los que ha amado. Octavio huye y ella decide cantar en un cabaré de la zona. Octavio volverá pero ya nunca podrán volver a quererse bien y la obra termina con un sabor bastante agridulce.

Pero hoy estoy muy contento y no quiero contaros penas. Os cuelgo un vídeo maravilloso de Ana Netrebko cantando ¡y bailando! la romanza de Giuditta en la que relata a los espectadores del cabaré lo candoroso de sus labios y la necesidad que todos tenemos en la vida de besar y amar. Está escrito en las estrellas. Atención a la introducción y a los acordes andalucistas que teóricamente avocarían a los vieneses los sones de la música norteafricana. El estribillo de la canción es realmente irresisitible, uno de los valses más bellos de los que he escuchado nunca.

Besad y amad.