lunes, 10 de marzo de 2008

::recuerdos desde los caños del peral::

En 1738 se abrió el renovado teatro de los Caños del Peral muy cerca del lugar que ahora ocupa el Teatro Real. Antes existía un teatro de menor dimensión -y sin duda de menor lustre, apenas un barracón de madera- donde los trufaldines cantaron un buen puñado de óperas italianas para descontento de las compañias españolas que veían cómo estos espectáculos se llevaban a una gran clientela y cómo la reina Isabel de Farnesio les favorecía a través del Marqués de Scotti (por ejemplo no pagando el arrendamiento del teatro.)

Pero me refiero ahora a los Caños del Peral reformados, los que se abrieron en el Carnaval de 1738, en una época en que Madrid empezaba a disfrutar de un esplendor musical que daría como resultado la llegada de Corradini, Courcelle, Mele, de Farinelli en 1737 o la de Domenico Scarlatti unos años más tardes durante el reinado de Fernando VI y Barbara de Braganza -a la sazón "patrocinadora" de la famosa Historia de la Música del Padre Martini y buena tañedora de clave-.

Hoy hablamos de Johann Adolph Hasse (1699-1783), el compositor de la primera obra que se tocó en estos Caños del Peral, Demetrio, con libreto del "divino" y cesáreo Metastasio. Poco duró la aventura de estos Caños: apenas seís títulos. En 1739 echó el cerrojazo ante la falta de un plan estratégico concreto y el entusiasmo suscitado por las temporadas del Real Coliseo del Buen Retiro. Hasta la llegada al trono de Carlos IV en 1786 no volvería a reabrir sus puertas y esta vez con más éxito que nunca; aquellos fueron, hasta el Real Decreto de 1800, los años dorados de los Caños del Peral y de la ópera italiana en Madrid con más de 140 títulos estrenados.

Hasse gustó en esa primera "temporada" de tal manera que era conocido como Il caro sassone, "el caro Sajón", apodo que también le dieron en tierras italianas, donde se formara con Porpora entre otros. Artaserse y La clemenza de Tito fueron los otros dos títulos de él representados y desde entonces... poco o nada. Las novedades de los Jomelli, Galuppi o Pergolessi llamaban más la atención. Es innegable en Hasse la suave fragancia que desprende su música, las sutilezas rítmicas y ornamentales de la que está cargada y que la hacen inconfundible e idónea para noches como la de hoy.

Emma Kirkby en "Digli che io son fedele" de Cleofide

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